La culpa como pandemia.
En estos últimos meses, con la evolución, a juicio de algunos serios
analistas, de esta guerra híbrida a través de componentes
bacteriologicos y virales de alcance global, este escenario de distopia apocaliptica que amenaza con convertirse en una realidad contemporanea y cotidiana, y las consecuencias que apenas
estamos comenzando a vivir, quiero poner en el tapete una reflexión
sobre el comportamiento humano.
He escuchado y leído a través de diferentes fuentes, un sermón lleno de
una "moral" de esclavo, cuyo objetivo es que el ciudadano común sienta
culpa por las consecuencias de hechos provocados por las decisiones y
acciones tomadas por factores reales con poder geopolitico de alcances
globales.
Durante el tiempo transcurrido desde el inicio de esta tragedia mundial
que estamos atravesando actualmente, el virus del régimen comunista chino, una frase
que se repite insistentemente es "los humanos somos el virus".
No señores, si usted se iguala a la gente que hace mal, es usted quien debería revisarse y hacerse ver.
También debería abstenerse de incluir en esas acusaciones llenas de una
falsa moral a personas que son inocentes de las culpas ajenas que usted
asume como propias.
Históricamente, los jesuitas han sido expertos en el diseño y manejo de
tribus a través del mecanismo de la culpa y el castigo moral, fisico y divino.
Estos pastores de esclavos influenciaron directamente a los pre
marxistas, y los hijos de ambos, incluidos los de la secta de la
"teología de la liberación", han venido tomando control académico,
cultural y político para ejercer un adoctrinamiento de masas, una
ingeniería social, que, entre otras cosas, a través de la
colectivización de la culpa, han venido anulando, hasta en esos niveles,
el concepto de individuo.
Estos vampiros del alma humana, gusanos de la moral, pretenden en su
anti natural e igualitarista visión de las cosas, que todos sintamos una
culpa de la cual no somos responsables, utilizando para ello las herramientas dialécticas del relativismo, del nihilismo fatuo y el
existencialismo vacío, expresadas a través de los medios de
comunicación, exponentes de diversas manifestaciones artísticas y pseudo
líderes, influencers, e intelectuales, todos con un complejo de inferioridad tan
profundo, que sólo pueden sentirse plenos y realizados siendo ellos mismos, los nobles
del pantano.
Seres tan banales, vacíos, súperficiales, quienes al principio negaban
la existencia de los reales riesgos de esta pandemia vírica, ahora se
erigen en totems de una fingida moral de conducta.
Lo más ridículo, y letal, es a mi juicio, la censura aplicada, como de
costumbre, a quienes lanzaron las voces de alerta temprana. Dicen estos
"que esto no podía preverse, nadie podía prevenirlo".
A estos les respondo que como no todos somos iguales, los hay mejores,
más capaces, mejor preparados, y sin dudas más inteligentes que ustedes.
Generalmente, es el previsor y el reflexivo que prevé una crisis, y quien mejor preparado está para afrontarla con éxito.
Estas cortas líneas que en principio iban en una dirección y el giro de
la temática me llevó por varias a la vez, tienen como objeto establecer
mi visión sobre esta faceta del comportamiento humano en tiempos de
ciertas crisis.
No tengo la solución, obviamente, para resolver la tragedia que vivimos,
pero si tengo las herramientas para no ser esclavo de una culpa que no
es mía.
El culpable no eres tú.
Le propongo pensar sobre lo escrito, comenzar a alejarse de ese colectivismo mediocre, y aprender a ser un Individuo .
Las sociedades avanzan cuando los individuos que destacan en lo positivo, se unen en pos del bien general.
Jorge Rojas Riera.
@Jrr473